Mi querida amiga Hannah, te escribo esto desde la habitación más recóndita del castillo. No quiero que me malinterpretes con lo que te voy a decir, estoy encantada con la vida de princesa, pero a veces extraño el anonimato al que estaba acostumbrada. No dudé que serias la persona indicada para hablar y pedirte un favor relacionado, ya que vives esto de las dos vidas todo el rato.
Suelen decir que la vida es un teatro, ¿no? he pensado en eso a menudo, por eso quiero que nos juntemos cerca de la torre que ambas conocemos y hablemos por los codos de todas las cosas que se nos ocurran, hasta de si el hombre realmente llegó a la luna o es un invento para conformar nuestra paz mental. Extraño mucho esas conversaciones en las que pasábamos toda la noche desveladas contándonos la vida, extraño tu compañía, pero cuidado que la mitad de los ojos en el reino están puestos en mí, así que tendré que idear un plan para salir sin que me pesquen.
Acuérdate, la torre que
ambas conocemos.
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